lunes, 25 de mayo de 2009

EL POR QUÉ DE ESTE ARCHIVO


Siento que tengo que dar una explicación a todos los que pasen por este lugar y vean posteados en dos o tres días blogs con fechas muy anteriores y desfasadas en el calendario. Es que este archivo fue creado para no perder todo el material que tenía publicado en otro sitio, un sitio que está por desaparecer y con ello todo lo que hemos dejado quienes estuvimos allí.


Hay de todo como en botica decía el dicho no?, bien aquí es igual, porque esa es mi manera de expresarme en los blogs. Hay publicaciones con texto propio, hay otras copiados de la red citando los autores y la fuente, hay otros trabajos hechos en colaboración con alguna amiga o simplemente que me lo hayan enviado por mail. Hay poesía propia y ajena, hay política, hay información y hay pensamientos, divagues y meditaciones. Quizás todo esto sólo me interese a mí, quizás a algún delirante como yo, lo cierto es que estos lugares se han transformado en mis rincones de ocio y esparcimiento más confortables. Por eso no quiero perderlos.




Tal como lo explico brevemente en el encabezado de este blog me pasa como explica el talentoso escritor Eduardo Galeano, soy de una generación que no está acostumbrada a tirar cosas, no me gusta tirar nada de lo que es mío, por alguna extraña razón personalizo tanto mis objetos que siempre los conservo y por lo tanto el solo hecho de pensar que tantas horas armando esos blogs iban a desaparecer de un día para el otro me hizo pensar en esta posibilidad que acabo de concretar. Además, me gusta conservar lo antiguo, tiene siempre un especial encanto para mí todo lo que pertenece a otras épocas y me molesta sobremanera que con el pretexto del progreso muchas veces desaparezcan bonitas obras del pasado. No digo que sea mi caso, el que sean bonitas, en este caso es porque son mías y les tengo cariño, ya llevan en sí mismas algo de mí, de lo que fuí en el momento que las armé.




Quiero explicarles también, que las dos únicas entradas que no son de archivo son, la del día de ayer, 25 de mayo de 2009, que por ser el cumpleaños de mi patria Argentina hice un alto y le dediqué una entrada nueva y la que les dejo ahora, ya publicada en mi buhardilla pero que considero provechosa repetirla aquí para que comprendan más cabalmente el por qué de este archivo.




Desde aquí en adelante será todo nuevo y como mi buhardilla...los temas se irán publicando según surjan en mi sentir del momento, estos lugares son un reflejo de mí misma. Todo lo que aquí aparece es todo lo que a mí me interesa, lo que me moviliza, por eso no soy monotemática con mi blog, porque tampoco lo soy en la vida.




Aquí va lo humorístico y al mismo tiempo sabiamente expresado por Galeano, texto con el cual me identifico ampliamente y que de alguna manera me ayuda a ilustrar el nacimiento de este blog. Que lo disfruten. Melan.







Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores.¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.¡Guardo los vasos desechables!¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos!¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!¡Es más!¡Se compraban para la vida de los que venían después!La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas de loza.Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de heladera tres veces.¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de las Nike?¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommiers casa por casa?¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más basura.El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!!¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan.Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'.Mi cabeza no resiste tanto.Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las chapitas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor.Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los cuentagotas de los remedios por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo.Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado. Hasta aquí Eduardo Galeano.



Eduardo Hughes Galeano nació en Montevideo, Uruguay, en 1940. Fue jefe de redacción del semanario Marcha y director del diario Época.En Buenos Aires fundó y dirigió la revista Crisis. Vivió exiliado en Argentina y España. A principios de 1985, regresó a Uruguay.Es autor de varios libros, traducidos a más de veinte lenguas y de una profusa obra periodística.
Melan



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