lunes, 25 de mayo de 2009

RIMAS DE BECQUER




Entry for April 13, 2009

RIMAS DE GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
LXXIX


Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar te quejas;


verdes los tienen las náyades, verdes los tuvo Minerva,


y verdes son las pupilas de las hurís del Profeta.


El verde es gala y ornato del bosque en la primavera.


Entre sus siete colores brillante el Iris lo ostenta.


Las esmeraldas son verdes, verde el color del que espera


y las ondas del Océano y el laurel de los poetas.


Es tu mejilla temprana rosa de escarcha cubierta,


en que el carmín de los pétalos se ve al través de las perlas.


Y sin embargo, sé que te quejas, porque tus ojos crees que la afean:


pues no lo creas. Que parecen sus pupilas,


húmedas, verdes e inquietas,


tempranas hojas de almendro que al soplo del aire tiemblan.


Es tu boca de rubíes purpúrea granada abierta


que en el estío convida a apagar la sed con ella.


Y sin embargo, sé que te quejas


porque tus ojos crees que la afean:


pues no lo creas.


Que parecen, si enojada tus pupilas centellean,


las olas del mar que rompen en las cantábricas peñas.


Es tu frente que corona crespo el oro en ancha trenza,


nevada cumbre en que el día su postrera luz refleja.


Y sin embargo, sé que te quejas porque tus ojos crees que la afean:


pues no lo creas.


Que, entre las rubias pestañas, junto a las sienes,


semejan broches de esmeralda y oro que un blanco armiño sujetan.


Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar te quejas;


quizás si negros o azules se tornasen


lo sintieras.


LXXXIV


Es un sueño la vida,


pero un sueño febril que dura un punto;


cuando de él se despierta,


se ve que todo es vanidad y humo...
¡Ojalá fuera un sueño muy largo y muy profundo;


un sueño que durara hasta la muerte!


Yo soñaría con mi amor y el tuyo.


XXXIX


No digáis que agotado su tesoro,


de asuntos falta, enmudeció la lira;


podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía.


Mientras las ondas de la luz al beso palpiten encendidas,


mientras el sol las desgarradas nubes de fuego y oro vista,


mientras el aire en su regazo lleve perfumes y armonías,


mientras haya en el mundo primavera,


¡habrá poesía!


Mientras la ciencia a descubrir no alcance las fuentes de la vida,


y en el mar o en el cielo haya un abismo que al cálculo resista,


mientras la humanidad siempre avanzando no sepa a dó camina,


mientras haya un misterio para el hombre,


¡habrá poesía!


Mientras se sienta que se ríe el alma, sin que los labios rían;


mientras se llore, sin que el llanto acuda a nublar la pupila;


mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan;


mientras haya esperanzas y recuerdos, ¡habrá poesía!


Mientras haya unos ojos que reflejen los ojos que los miran,


mientras responda el labio suspirando al labio que suspira,


mientras sentirse puedan en un beso dos almas confundidas,


mientras exista una mujer hermosa


¡habrá poesía!


LXXI


Cerraron sus ojos que aún tenía abiertos,


taparon su cara con un blanco lienzo,


y unos sollozando, otros en silencio,


de la triste alcoba todos se salieron.


La luz que en un vaso ardía en el suelo,


al muro arrojaba la sombra del lecho,


y entre aquella sombra veíase a intervalos


dibujarse rígida la forma del cuerpo.


Despertaba el día y a su albor primero


con sus mil ruidos despertaba el pueblo.


Ante aquel contraste de vida y misterio,


de luz y tinieblas, yo pensé un momento:


¡¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!!


De la casa, en hombros, lleváronla al templo,


y en una capilla dejaron el féretro.


Allí rodearon sus pálidos restos


de amarillas velas y de paños negros.


Al dar de las Ánimas el toque postrero,


acabó una vieja sus últimos rezos,


cruzó la ancha nave, las puertas gimieron


y el santo recinto quedóse desierto.


De un reloj se oía compasado el péndulo


y de algunos cirios el chisporroteo.


Tan medroso y triste, tan oscuro y yerto


todo se encontraba que pensé en un momento:


¡¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!!


De la alta campana la lengua de hierro


le dio volteando su adiós lastimero.


El luto en las ropas, amigos y deudos


cruzaron en fila formando el cortejo.


Del último asilo, oscuro y estrecho,


abrió la piqueta el nicho a un extremo:


allí la acostaron, tapiáronle luego,


y con un saludo despidióse el duelo.


La piqueta al hombro el sepulturero,


cantando entre dientes, se perdió a lo lejos.


La noche se entraba, el sol se había puesto:


perdido en las sombras, yo pensé en un momento:


¡¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!!


En las largas noches del helado invierno,


cuando las maderas crujir hace el viento


y azota los vidrios el fuerte aguacero,


de la pobre niña a veces me acuerdo.


Allí cae la lluvia con un son eterno:


allí la combate el soplo del cierzo.


Del húmedo muro tendida en el hueco,


¡acaso de frío se hielan sus huesos!...


¿Vuelve el polvo al polvo?


¿Vuela el alma al cielo?


¿Todo es, sin espíritu, podredumbre y cieno?


No sé; pero hay algo que explicar no puedo,


algo que repugna aunque es fuerza hacerlo


¡a dejar tan tristes, tan solos los muertos!


Reseña biográfica
Poeta español nacido en Sevilla en 1836 y fallecido en Madrid en 1870. Es uno de los grandes poetas románticos del siglo XIX. Sus rimas suponen el punto de partida de la poesía moderna española. Se inició en el arte pintando al lado de su padre y hermano, pero la abandonó en 1854 cuando se dedicó por completo a la literatura. Autor también de «Historia de los templos de España» y «Cartas literarias a una mujer». ©
La imagen: El nacimiento de Venus de Boticcelli.
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Monday April 13, 2009 - 05:33pm (ART)
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Melan.

Comentarios de archivo:
Comments(2 total)

MODI
Offline
Un placer tu blg!.. qué hermosa la Venus de Boticcelli!
Monday April 13, 2009 - 06:09pm (ART)

TESOR…
Offline
SI AMIGA ES MUY BELLO LO QUE NOS COMPARTES EN TU BLOG, SIEMPRE ES UN PLACER PASAR POR EL. GRACIAS. Y MI CARINO PARA TI.
Monday April 13, 2009 - 05:49pm (PDT)

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